Imagina el aroma del mole flotando en el aire, el murmullo de familias reunidas y el calor de la plaza de Santa María de Guido. Esa es la invitación que te hace Morelia: conocer sus raíces a través de una receta milenaria.
Una oportunidad única para deleitar el paladar.
Cada año, en el corazón de Morelia, Michoacán, la tenencia de Santa María de Guido se convierte en escenario de una de las expresiones culinarias más entrañables del país: la Feria del Mole.
Durante dos días de agosto las calles se llenan de aromas profundos, risas compartidas y colores que hablan de nuestras raíces. Cocineras tradicionales, guardianas del sabor, preparan más de una docena de moles distintos: rojo, verde, blanco, de guayaba, dulce, picoso… Cada uno cuenta una historia.

El Mole
El mole es mucho más que un platillo: es un abrazo de historia, cultura y tradición servido en un plato humeante. Nacido del mestizaje culinario entre la cocina indígena y la española, este manjar combina en perfecta armonía chiles secos, cacao, especias aromáticas, semillas, frutos secos y, en ocasiones, toques de fruta que le aportan dulzura y profundidad.
Cada familia y cada región guarda su receta como un tesoro, transmitida de generación en generación, donde el meticuloso tostado y molienda de los ingredientes se convierte en un ritual de amor. Degustar un mole en Michoacán es viajar con los sentidos, saborear siglos de historia y descubrir por qué la gastronomía mexicana es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
¿Por qué asistir?
Porque probar un mole en Santa María de Guido no es solo comer, es conectar con México profundo, con su gente, su tierra y su historia. Es vivir una experiencia auténtica en un lugar donde la tradición se saborea con orgullo.
Si viajas desde el extranjero, encontrarás en esta feria un resumen perfecto de lo que es México: sabor, calidez y cultura.
Si eres de otro estado, te espera una joya gastronómica y un destino con corazón.
¡Ven a vivirlo y disfruta su variedad!
La Feria del Mole en Morelia, como en otros municipios, te espera con la mesa puesta, las cazuelas calientes y una gran variedad de sabores.